Dolor

 DOLOR

¿Qué es el dolor?
Es una sensación perceptiva, desagradable y subjetiva. El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo no anda bien.
Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente o ser constante. Puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la espalda, el abdomen, el pecho o la pelvis. O puede sentir dolor generalizado.
Hay dos tipos de dolor: Agudo y crónico. En general, el dolor agudo aparece de repente (3 meses), debido a una enfermedad, lesión o inflamación. A menudo puede ser diagnosticado y tratado. Generalmente desaparece, aunque a veces puede convertirse en dolor crónico. El dolor crónico (mayor de 3 o 6 meses) dura mucho tiempo y puede causar problemas graves.

DOLOR EN EL ADULTO MAYOR
En el adulto mayor el dolor puede tener múltiples causas, presentaciones variables y numerosos significados; un dolor no controlado puede tener gran impacto en la calidad de vida, en el estado funcional y en el bienestar psicosocial. Las consecuencias del dolor incluyen limitación en movimientos, disminución en las actividades de socialización, depresión, trastornos del sueño, así como incremento en el uso y consumo de los recursos de salud.
El adulto mayor percibe el dolor como el comportamiento de su estado físico, debe ser evaluado de forma correcta, dándole manejo en cualquier sitio y el personal de salud debe estar adecuadamente entrenado para hacerlo.

Para un manejo adecuado se requiere un modelo integrado de abordaje bio-psicosocial hecho por un equipo interdisciplinario deberá contar con: 
  1. Historia médica completa
  2. historia psicológica integral
  3. historia social
  4. historia funcional
Se abordara desde las experiencias personales, aspectos cognitivos, influencia social del dolor, impacto funcional del dolor a través de test y escalas para la valoración del paciente.

TRATAMIENTO
El abordaje farmacológico, al parecer es más efectivo cuando se emplea conjuntamente con terapias no farmacológicas. Algunos autores sugieren, iniciar una terapia de rehabilitación física en aquellos pacientes con limitaciones funcionales que condicionan dolor. De igual forma, la aplicación de estimulación eléctrica transcutánea (TENS) o percutánea (PENS), pudiera beneficiar a algunos pacientes; sin embargo, el efecto analgésico de estas técnicas aún es controversial y no se recomienda su empleo único .
El control del dolor en diferentes contextos se vale del empleo de analgésicos no opioides, de opioides y otros. En el adulto mayor el consumo de antiiflamatorios no esteroideos (AINE’s) es común y se asocia a un incremento en la frecuencia de presentación de efectos adversos.

EN CONCLUSION...
En el paciente anciano el manejo del dolor mejora sus condiciones de vida. Por ello, debemos proporcionarles este beneficio. Así mismo, los cambios propios del envejecimiento lo hacen más susceptible al efecto de los fármacos. De tal forma, que el abordaje farmacológico racional, debe considerar los aspectos fisiológicos y emocionales que comúnmente se presentan en este grupo. Finalmente, el adulto mayor debe abordarse de forma integral y multidisciplinaria.

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